9 de septiembre de 2009

Me falta valor para morir y me falta valor para vivir.
No quiero hacer ninguna de las dos cosas.
Tampoco quiero existir en un estado de indecisión.
El conflicto que esto hace surgir me hace sentir muy sola.
La soledad que se vive en la depresión es una especie de angustia;
no vale la pena gritar porque no hay palabras para expresar la confusión
de sentimientos que la invaden a una y amenazan con eliminarla.
Tal vez lo peor de todo sea la soledad de autorrechazo sumada a la interminable
batalla contra la autodestrucción.
Es una batalla que debo emprender una y otra vez: cada vez gano, y me mantengo viva,
pero parece haber un poco menos de voluntad de vivir que la vez anterior.
Disminuye de forma constante, y cuando más consciente una es, más aterrador
se vuelve todo.
Una piensa que se va a volver loca y sabe que en realidad está muy sana,
una piensa que "aquello pasó, y no es así.



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