Ya sé por qué le ganó a nuestro labio el
silencio, y es que el reloj
no tiene el tiempo, no tiene el miedo. El caso es que
no conseguimos aislarnos del resto de este mundo donde los humanos,
cambian los sueños por aire.
Dame alguna excusa que nos salve, o que nos traguen siete mares pero
no me quites el coraje.
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