22 de junio de 2009

Irse a dormir es un momento sacrosantisimo. Tomar recaudos como que la cama este hecha y las sabanas estiradísimas, las almohadas bien mulliditas y bienolientes y la luz apagada pero con apenas un reflejo que entra por la ventana... es un placer.
Ahora, irse a dormir de mal humor no da NI UN POCO.
Me lo confesó mi maltratada almohada ayer.

No hay comentarios: